Las cicatrices tienes un indudable peso emocional. Si bien para los médicos es el final, para mí, ha sido el comienzo cosido de recuerdos imborrables. Si pudiesen hablar, cada una de ellas, hablarían más del sufrimiento interno que ello supone, que del dolor físico que una vez fueron.
Pero lo cierto es que al mirarlas sonrío, sé bien que todo lo que tienen de «feas», lo tienen de valientes.
Ellas me recuerdan, cuando a mí se me olvida, lo fuerte puedo llegar a ser, y lo frágil es la vida…